Esto que os voy a contar hoy es un tema un poco personal pero a su vez no deja de ser algo que nos afecta en cierta medida a todos.
Hace unos días un amigo llegó a casa y me comentó que Facebook le había comenzado a sugerir personas de su pasado y no terminaba de entender por qué se las sugería, ya que no tenían amigos en común a través de Facebook, institutos, colegios y esas cosas (al menos es lo que me dijo).
En mi caso, Facebook sí que me ha sugerido algún amigo del pasado, pero siempre había alguna conexión razonable por la cual podría proponerme a esa persona, por lo que no le he dado mucha importancia. Lo curioso ha surgido a raíz de lo que me comentó mi amigo, momento a partir del cual decidí comenzar a hacer pruebas.
En mi caso el “experimento” consistió en poner únicamente el nombre y primer apellido de algunas personas con las que he tenido alguna relación, vamos alguna ex de juventud. Los nombres y apellidos no eran nada excepcionales por los que estoy seguro que deben de haber miles en Valencia y alrededores y, a diferencia de con mi amigo, sí que estoy seguro de que no compartimos ni universidad, ni instituto, ni personas en común.
¿Los resultados? Tres de las cuatro personas que busqué me las mostró inmediatamente. Es decir, entre las diez personas que me mostraba Facebook en su búsqueda, ellas estaban ahí. Es cierto que puedo estar curado de espanto porque estoy trabajando en temas de big data, pero aun así, hay cosas que no dejan de sorprenderme.
Pese a todo, es algo a lo que debemos y tenemos que ir acostumbrándonos si seguimos utilizando estos servicios. Detrás de estos sistemas hay miles de programadores que son auténticas bestias desarrollando y apoyándose en sistemas de inteligencia artificial que hacen que cada vez veamos más sistemas de predicción, en principio, para la ayuda de la toma de decisiones, pero que en muchas situaciones las veremos como una intromisión en nuestra vida privada.
Estamos en un momento en el que la búsqueda y análisis de datos es incesante, desde cualquier dispositivo. Cada vez va a ser más difícil “escapar”.
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